
La composición del mercado es de una naturaleza tal, que hace imposible predecir qué
 sucederá en el futuro. Esto es así, entre otras cosas porque el mercado
 está formado por cientos de miles de participantes que casan 
transacciones en tiempo real, y por cientos de miles de participantes 
potenciales que están observando el mercado y que podrían lanzarse a 
operar en cualquier momento.
La composición del mercado es única en cada momento: 
tanto por la combinación específica de participantes, como por las ideas
 que tiene dichos participantes y que utilizan para tomar posiciones.
La forma correcta de participar en el mercado, si tu objetivo es revalorizar tu capital, es hacerlo en aquellos momentos en los que tengas una mayor probabilidad de
 ganar que de perder y el objetivo del trader es aprender a identificar 
dichos momentos de manera precisa, y a actuar en ellos de la forma 
correcta. El trader utiliza su sistema de trading para identificar esos momentos, y su disciplina para aplicar dicho sistema de la forma adecuada.
Pero es fundamental comprender bien que en esos momentos lo que hay es 
una determinada probabilidad de que ocurra cierto acontecimiento, lo que
 es muy distinto de pretender saber qué es lo que ocurrirá. Por ejemplo,
 si lanzamos una moneda al aire sabemos que la probabilidad de que salga
 cara es de un 50%, y sabemos que si lanzamos la moneda cien veces, 
esperamos obtener unas 50 caras.  Ahora bien, la aparición de las caras,
 en esa serie de lanzamientos, esaleatoria, esto quiere decir que no podemos predecir si
 un lanzamiento individual será cara o será cruz. No hay forma de saber 
si la moneda que está en mi bolsillo, saldrá cara o saldrá cruz la 
tercera vez que la lance. Nadie puede saberlo y además, intentar 
predecirlo es absurdo.
Hay que interiorizar este concepto porque, si bien las personas 
interesadas en la Bolsa, entienden que no se puede predecir si la moneda
 que estamos apunto de lanzar saldrá cara o saldrá cruz, cuando 
participan en los mercados lo hacen con la intención de predecir el resultado individual de una operación.
 Al igual que sucede con cada uno de nuestros lanzamientos, sucede con 
cada una de nuestras operaciones en los mercados: podemos saber qué 
probabilidad existe de que aparezca cierto resultado, pero esto no 
quiere decir que podamos predecir qué obtendremos de una operación 
individual dado que su resultado aun no ha colapsado y está sujeto a una
 probabilidad.
Es necesario entender esto porque es el camino que lleva a la correcta gestión emocional en el trading.
 El operador que lo ha comprendido se distancia inmediatamente de la 
necesidad de predecir el resultado de sus operaciones. Simplemente sabe 
que dicha predicción es absurda. Que no se puede adivinar qué hará el 
mercado en una operación individual porque puede hacer cualquier cosa (y
 si tiene la sensación de que lo ha “adivinado”, es pura casualidad). 
Esta comprensión libera al trader emocionalmente dado que su operativa 
se centra en disponer de una ventaja estadística expresada
 con una mayor probabilidad de ganar en sus operaciones, siendo además 
que cualquier operación aislada tendrá un resultado aleatorio.
¿Para qué frustrarse, tener miedo, o ira, si el resultado de una 
operación individual no es predecible en absoluto? El camino hacia la 
correcta gestión emocional pasa por comprender este hecho, y luego 
centrar toda la energía en identificar esos momentos en los que hay una 
mayor probabilidad de ganar, y en actuar correctamente ante ellos.
El trader no tiene que adivinar nada, no se está equivocando si el 
resultado de una operación es negativo, y está libre de la necesidad de 
hacer algo imposible: adivinar el futuro. El trader tiene que centrarse 
en controlar su conducta y su respuesta emocional, en 
aplicar un sistema que le de una ventaja estadística, y en dejar que la 
ley de los grandes números haga su aparición.
 
 
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